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13 de diciembre de 2010

El Programa Minimista de Chomsky

Gramática generativa
El Programa Minimista elaborado por Noam Chomsky plantea una perspectiva inédita en cuanto al modo de abordar el estudio científico del lenguaje. En primer lugar, se continúa el problema central de la lingüística chomskiana de la adquisición del lenguaje (iniciada en la Teoría de los Principios y de los Parámetros). En segundo lugar, se cuestiona qué tan adecuado es el lenguaje (en tanto sistema computacional) en su contacto con otros sistemas de actuación de la mente, los cuales funcionan junto con el primero, como intérpretes del sistema lingüístico. Por otro lado, se plantea la cuestión sobre si los principios, operaciones, niveles o símbolos que sirven para caracterizar las propiedades mentales y la facultad del lenguaje son los adecuados.

Estos cuestionamientos se realizan en el marco de una visión “internista” y “naturalista” del lenguaje, en el cual, “las lenguas constituyen sistemas cognitivos”, el lenguaje es una propiedad de la mente, y por ello es pasible de ser estudiado como un “objeto del mundo natural”.


Chomsky presenta el Programa Minimista como una extensión de los modelos anteriores (la Teoría Estándar y la Teoría de los principios y Parámetros) y no como un nuevo modelo del conocimiento lingüístico. El lenguaje es una facultad de la mente, por ello es una Gramática Universal y que las lenguas son estados (relativamente estables) de la mente. Chomsky plantea que el modo de acceder a la facultad del lenguaje es a través de un estudio científico naturalista.

El citado autor, al postular un estudio científico del lenguaje, concibe este último como un “órgano mental”. Esto tiene una doble implicancia: el lenguaje es una facultad de la mente y las lenguas son estados de la mente de los individuos. Para poder abordar este estudio, Chomsky propone los términos, ya mencionados, “internismo” y “naturalismo” para referirse a la naturaleza del lenguaje como un órgano mental, pasible de ser estudiado de manera naturalista, como un órgano o un sistema biológico. El autor hace hincapié que esta perspectiva naturalista es una metodología científica, y no del orden metafísico u ontológico. Propone estudiar el lenguaje como se estudian otras facultades cognitivas como la visión.

Chomsky se refiere al “problema de Descartes” para dar cuenta de la propiedad creativa que posee el lenguaje. Esta propiedad creativa del lenguaje en cuanto a la capacidad de crear y de entender infinitas expresiones a partir de algunos datos lingüísticos es la que puede estudiarse de manera naturalista. El enfoque naturalista del lenguaje es una respuesta al problema de Descartes, ya que se explicaría esta propiedad creativa a través del planteo del lenguaje como un órgano de la mente, como una “potencia activa”, como un conjunto de conocimientos lingüísticos básicos localizados en la mente de los individuos.

Otra cuestión que está relacionada con la anterior es la del “problema de la pobreza de estímulos” o el “problema de Platón” que, en su versión lingüística, es el “problema lógico de adquisición del lenguaje”, que es cómo, los individuos, adquieren un conocimiento cabal del lenguaje a partir de datos lingüísticos escasos y fragmentados. Esto se resuelve, en la lingüística de Chomsky, suponiendo que hay una facultad innata del lenguaje que interactúa con la experiencia lingüística para generar el conocimiento lingüístico y que se va desarrollando a medida que el individuo se desarrolla.

En este marco de estudio generativo del lenguaje, las lenguas son concebidas, como se ha dicho antes, como estados relativamente estables de la mente de los individuos. No son exteriores a este, ni son un “corpus de enunciados”, ya que si se toma esta visión de las lenguas, no se puede explicar el carácter creativo del lenguaje ni tampoco su capacidad creativa e infinita de producción. Chomsky se refiere a esta concepción de las lenguas externas (conjuntos de enunciados), como Lenguas-E (externa y extensional), y lo considera como un “epifenómeno, un producto subsidiario de la gramática mental de los hablantes”. Éste epifenómeno no tiene existe en el mundo real y no puede ser estudiado como un objeto real. La otra noción de lenguas externas que rechaza Chomsky es la que se concibe la lengua como un código externo a la mente de los hablantes que sirve para comunicarse y que suele identificarse con una idea de la lengua como común o pública, como se puede ver al hablar del idioma español, del idioma francés, etc.

Este rechazo se debe a que la definición de una lengua, desde esa perspectiva de lengua común, compartida por una comunidad que sirve para comunicarse, es imprecisa y difícil de limitar, por diversas razones que conocemos bien y que excede lo lingüístico. Además, son conceptos de carácter social como lo son “nación”, “sociedad”, etc. En el marco del estudio lingüístico del lenguaje chomskiano, esta concepción de lengua externa no es aplicable, pero sí reconoce el autor que tiene una vital importancia en los estudios del lenguaje con una perspectiva social. Desde el punto de vista internista y naturalista del lenguaje, los códigos compartidos por los hablantes no pueden existir independientemente de ellos, éstos tienen que estar representados en sus mentes.

Es por estas razones que Chomsky plantea el término “Lengua-I” para dar cuenta de las características de una lengua interna, individual e intensional. Como ya se mencionó, las lenguas son estados de la mente, son gramáticas mentales y pueden ser estudiadas como objetos reales del mundo.
Una Lengua-I es:
Interna: es una propiedad de la “mente-cerebro”, y no un suceso físico ni prácticas sociales externas.
Individual: es un estado mental de los individuos, no es un código compartido por una comunidad.
Intensional: es un mecanismo finito, y no conjuntos potencialmente infinito de enunciados. (Intensional en contraposición a Extensional)
Una lengua-I puede estudiarse como un objeto real del mundo, puede caracterizarse y limitarse para tal fin ya que es una “de las opciones permitidas por la Gramática Universal. Al plantear una gramática mental, se puede dar cuenta de la capacidad de creación infinita de enunciados a partir de un conjunto finito de datos lingüísticos.
Fuente: Eguren, L. y Fernández Soriano, O. Introducción a una sintaxis minimista. Editorial Gredos, 2004. Pág. 7-11, 13-24.

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