En la concepción representacionalista (neopositivismo*), los enunciados consisten en la representación de los estados de cosas, describen o representan un hecho distintos de él; así los enunciados tienen un sentido y pueden verificarse de acuerdo a criterios de verdad y falsedad determinado por la experiencia. Para esta concepción de los enunciados, quedan sin sentido los metafísicos, que no representan ningún hecho que se pueda constatar por medio de la experiencia, tampoco pueden ser comprobados en su verdad o falsedad y resultan pseudo-afirmaciones.
Siguiendo el criterio representacionalista, sólo unos pocos enunciados, en el discurso ordinario, tienen estas características. El resto de los enunciados son clasificados de acuerdo a otras funciones del lenguaje, que esta teoría llama instrumental o no cognitiva, en esta categoría entran aquellos enunciados que son “herramientas” , son utilizados como vectores de las relaciones intersubjetivas del hablante y el oyente, y todos ellos despojados de sentido, desde el punto de vista lógico.
Siguiendo el criterio representacionalista, sólo unos pocos enunciados, en el discurso ordinario, tienen estas características. El resto de los enunciados son clasificados de acuerdo a otras funciones del lenguaje, que esta teoría llama instrumental o no cognitiva, en esta categoría entran aquellos enunciados que son “herramientas” , son utilizados como vectores de las relaciones intersubjetivas del hablante y el oyente, y todos ellos despojados de sentido, desde el punto de vista lógico.
En su crítica a esta caracterización de los enunciados, Austin coincide en una primera etapa con la clasificación de los representativos, pero luego de numerosas críticas, reformula su teoría aduciendo que no hay ningún enunciado representativo, todos son realizativos.
Austin, en una primera teoría, plantea que, efectivamente hay enunciados que son gramaticalmente correctas, desde el punto de vista lógico, y que no tienen significado, pero difiere en la utilización de la categoría del sinsentido. Llama Falacia Descriptiva atribuir al lenguaje una función fundamentalmente representativa. Según Austin, hay muchas expresiones que se utilizan con otros fines más allá de la representación.
Estos otros fines de los que habla Austin tienen que ver con la característica poco desarrollada por los representacionalistas, la posibilidad de los enunciados de realizar un acto en el momento de la enunciación, característica que el autor llamó Realizatividad (Performatifs, performatividad). La única verdad que puede atribuirse a este tipo de enunciados es la de la “verdad de la instauración”.
Ejemplos: Bautizo a este niño. Mediante la enunciación de dicha expresión es que se realiza el bautismo.
Ya Benveniste, sin conocer los trabajos de Austin, expuso que los enunciados como “jurar” es auto-referencial, es decir, designa una realidad, que la misma enunciación constituye.
Queda entonces, la primera clasificación de las expresiones lingüísticas de Austin
Constatativos | Describen estados de cosas, pueden ser verdaderos o falsos. Representan hechos diferentes a ellos |
Realizativos | Instauran un acto. Se refieren a sí mismos, ya que son ellos mismos los hechos que enuncian |
Tanto Austin como Benveniste subrayaron que el cambio de primera persona en un enunciado realizativo a la tercera da como resultado un enunciado constatativo. Ejemplo: “juro” es realizativo y “jura” es constatativo.
Pero esta observación fue refutada y reformulada, ya que no todos los enunciados en primera persona del singular, presente del indicativo son realizativos. Los hay que están en tercera persona y sin embargo, siguen siendo realizativos, como es el caso de las fórmulas regias, las encomiendas reales suelen ser en tercera persona y en verbo está en voz pasiva.
Además hay enunciados como “fumar es peligroso para la salud”, donde no hay ninguna de las características antedichas para caracterizarlo como realizativo, y sin embargo lo es, ya que se trata, en este caso de una advertencia.
Es entonces que Austin replanteó su teoría y clasificó los enunciados en
Realizativos | ► Explícitos, tienen un indicador explícito que es el verbo realizativo |
► Primarios, constituyen actos pero implícitamente por el modo verbal (imperativo, por ej.) |
Los verbos realizativos o performativos son aquellos que están en primera persona del singular, presente del indicativo, voz activa. Explicitan el aspecto realizativo de los enunciados que los introducen. Ellos son, por ejemplo, ordeno, pregunto, advierto, juro, prometo, etc. Según Austin, todos los enunciados primarios pueden explicitarse mediante el verbo realizativo.
La clasificación de los enunciados realizativos se hace más clara si se tiene bien precisado lo que es un enunciado constatativo, pero como la generalización de los realizativos lleva a que la línea diferencial entre ambos sea cada vez más difusa. Se puede convertir cualquier enunciado constatativo en uno realizativo primario mediante la inclusión de un verbo realizativo. Si decimos, “Paris es la capital de Francia”, estamos describiendo algo, pero podemos parafrasearlo diciendo, “afirmo que Paris es la capital de Francia”.
De esta manera es inviable la distinción constatativa/realizativa. Cada enunciado posee una dimensión constatativa y una realizativa, y esta es la tesis fundamental de la segunda tesis de Austin.
A partir de ella, Austin distingue en cada enunciado un aspecto locucionario, uno ilocucionario y uno perlocucionario.
locucionario | lo que se dice, es el contenido |
ilocucionario | el hecho de decir lo que se dice. Lo que el enunciado es en tanto acto |
perlocucionario | indican los efectos del enunciado |
* Neopositivismo: Corriente filosófica surgida en 1928, en el marco del Círculo de Viena. Se caracteriza por un empirismo exclusivo, la revalorización de la lógica formal, en su resolución matemática, y por considerar la filosofía como simple clasificación del lenguaje científico. Enciclopedia Práctica Planeta. Planeta-De Agostini, S.A.1993. Barcelona
Fuente:
Lozano, Jorge. Peña Marín, Cristina y Abril, Gonzalo. Análisis del discurso. Hacia una semiótica de la interacción textual. Cap. III: Sujeto, espacio y tiempo en el discurso. Madrid. Cátedra. 1986. (Pág. 77-102)
me salvaste la carrera, bueno no tan literalmente. No sabes cuantas infinitas gracias doy por que hayas escrito esto y que yo haya parado en encontrarlo después de tantos (10) años, sinceramente entendía muy vagamente el representacionalismo y esto me ha venido de maravilla.
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